Alimentos frescos versus procesados

alimentos-frescos-versus-procesados-dietista-pamplona

Por Cristina Fernández Miqueleiz
Dietista-Nutricionista Colegiada nº NA 00003
Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Navarra

Sólo con mirar detenidamente las estanterías del supermercado podemos darnos cuenta de que la gran mayoría de los productos que ofrecen son procesados. Los alimentos frescos son las frutas y verduras frescas, carnes, pescados y huevos, legumbres, frutos secos… todo lo demás son productos obtenidos de la mezcla de ingredientes en algunos casos interminable. En cambio, si acudimos a los mercados a realizar la compra habitual evitaremos la tentación de comprar este tipo de productos.

Con el paso de los años se ha incrementado exponencialmente la oferta de alimentos procesados debido a la gran demanda por parte de los consumidores. Se consumen cada vez más porque facilitan mucho el trabajo en la cocina y porque los conservantes utilizados en su elaboración alargan la vida útil del producto y podemos disponer de ellos durante muchos días. Sin embargo, debemos ser conscientes de que a estos productos les añaden grasas y azúcares además de aditivos tipo colorantes, potenciadores del sabor… y que prácticamente todos estos productos los podemos elaborar de forma casera dedicando algo de tiempo en la cocina.

En cambio el marketing nutricional no nos lo pone nada fácil a los consumidores, nos bombardean con este tipo de productos lanzando mensajes que llegan a confundir en gran medida. Si bien es cierto que hay que diferenciar entre productos procesados que se han realizado toda la vida de forma casera y ahora podemos adquirirlos en los establecimientos como el queso, la cuajada, el pan o el jamón serrano, a diferencia de otros productos cuya elaboración casera es muy sencilla y sólo requiere de tiempo y ganas para hacerlo. Es el caso del tomate frito, la mermelada, una lasaña, pizzas o albóndigas… Por ello, el objetivo que deberíamos alcanzar es cocinar de forma casera la mayor parte de los alimentos. Y si el problema es la falta de tiempo y constituye nuestro primer obstáculo también tenemos las soluciones.

Si queremos comer sano y dedicar poco tiempo a cocinar existen muchos productos frescos en el mercado que están listos para cocinarse de una manera rápida, por ejemplo, verdura limpia y cortada, de tal forma que solo hay que hervir, ensaladas de bolsa, elementos preparados para echar en la ensalada, legumbres en conserva, fruta pelada y cortada, diversos vegetales que se venden en pack para hacer puré. En definitiva existen opciones que nos facilitan tanto la compra como el cocinado de estos productos.

Los productos frescos (sobre todo los de temporada) nos dan más sabor y versatilidad en la cocina. Y qué decir tiene lo que podemos ahorrar comprando alimentos frescos cocinando de forma casera. Incluso los más pequeños de la casa podrán disfrutar de todas las elaboraciones e ir adquiriendo ciertas responsabilidades en el hogar.