Consejos para una lactancia feliz

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Por Cristina Fernández Miqueleiz
Dietista-Nutricionista Colegiada nº NA 00003
Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Navarra

La lactancia es una etapa maravillosa en la vida de la mujer que ha decidido ser madre, sin embargo si no se logran vencer las dificultades puede resultar muy difícil de sobrellevar física y psicológicamente. La lactancia materna es una opción que muchas madres optan por ella, pero es cierto que, si por el motivo que sea, no se puede seguir adelante existen en el mercado leches artificiales con una composición excelente que cubre por completo las necesidades de nuestro bebé.

Si se decide dar pecho al bebé hay que tener en cuenta que puede no resultar una tarea fácil pero es muy enriquecedor para la madre poner todo el esfuerzo para intentar hacerlo bien.

Varios consejos

En primer lugar, debemos hacer caso omiso a todo tipo de comentarios de familiares y amig@s del tipo: “No mama bien”, “Está mal colocado”, “Ya no tienes leche”, “Se ha quedado con hambre”, “Está muy delgado”, “No gana peso”…  Escuchar este tipo de comentarios puede que no le afecte a la nueva mamá, sin embargo ese día que te encuentras más baja de ánimo y decaída nos puede llegar a deprimir en mayor o menor medida.

A todo esto hemos de añadir que las primeras semanas la madre se encuentra cansada, no duerme bien, se va recuperando del parto, se está regulando la subida de la leche… por lo que el pecho puede doler bastante más aún cuando el bebé está mamando.

Ante todo es imprescindible TENER MUCHA PACIENCIA Y MUCHA CALMA. Para tener paciencia lo más importante es estar tranquila y relajada en la medida de lo posible y evitar que el momento de poner al bebé en el pecho se espere con ansiedad y/o miedo.

Ya en el embarazo la mamá lee mucho y atiende los comentarios de otras personas con o sin experiencia en la maternidad. Esto hace que se escuchen en muchas ocasiones consejos contradictorios, incluso entre unos profesionales y otros. Por lo tanto, no queda más a opción que valorar cada situación con sentido común y que la madre o la pareja tomen la decisión que les parezca más acertada en cada caso.

Mientras se da de mamar…

Durante todo el tipo que el bebé está en el pecho de la madre debe estar en un ambiente tranquilo, por lo que se ha de buscar siempre un lugar calmado sin ruidos ni humos. Es este uno de los motivos por los que es preferible evitar las visitas mientras se da de mamar al bebé, bien sean amig@s o familiares. Aunque no lo parezca, los bebés notan el alboroto y se muestran más ansiosos, lo cual puede ser un motivo para que aparezcan los temidos cólicos. Habrá que tener mucho cuidado cuando el bebé no sea el único hijo de la pareja, ya que el otro niño puede complicar más este proceso por los celos que sufre hacia su hermano/a.

Al bebé se le puede DAR PECHO A DEMANDA, poner al bebé en el pecho no es malo. En muchas ocasiones es una opción para calmar el llanto del bebé.

La alimentación de la madre lactante

No es momento para dietas estrictas, sí de comer bien

Todas las madres deben tener en cuenta que la lactancia no es momento para comenzar una dieta estricta y mucho menos si el objetivo es perder todo el peso ganado durante el embarazo. Después del parto la madre quiere eliminar cuanto antes los kilos que acumula del embarazo, sin embargo hay que cuidar muy mucho la alimentación.

La dieta de la madre influye en la composición de la leche, por lo que en esta etapa de la vida es fundamental el cuidado de su alimentación, en especial, del tipo de grasas que ingiere, ya que éstas se trasladan a la leche materna. Por ello es conveniente tomar alimentos ricos en grasas insaturadas y ácidos grasos esenciales, como aceite de oliva virgen extra, frutos secos y pescado azul, así como evitar el consumo de grasas trans o parcialmente hidrogenadas, reconocidas por sus efectos dañinos sobre la salud del corazón y las arterias.

Respecto a los alimentos que influyen en el sabor de la leche o que causan molestias al bebé hay más de mito que de evidencia. Los alimentos flatulentos como las legumbres no causan necesariamente molestias al bebé, dado que los gases se producen con la digestión de esos alimentos en el intestino materno y no alcanzan su leche. Otros con sabores pronunciados, como espárragos, cebollas y ajos sólo transmiten sus características a la leche si se abusa de ellos, por lo que también podrían consumirse, eso sí, siempre con moderación. Estos y otros alimentos, por su peculiar sabor, pueden alterar el gusto de la leche. Algunos de ellos son: condimentos fuertes (pimienta, pimentón, nuez moscada, mostaza), cebolla, ajo, verduras de la familia de las coles (col o berza o repollo, coliflor o pella, brócoli y coles de Bruselas), espárragos, alcachofas. Sin embargo, no es necesario eliminarlos por completo, se puede probar la tolerancia del bebé aumentado progresivamente las cantidades que se ingieren. Estos alimentos sólo están desaconsejados en el caso de que la madre detecte un rechazo por parte del bebé al mamar.

El calcio y los lácteos

La madre lactante tiene las necesidades de calcio aumentadas. Si ésta no consume el calcio suficiente, el niño no lo va a notar, sin embargo a la madre y a la composición de sus huesos sí le puede afectar.

Respecto a los lácteos, en periodo de lactancia se recomiendan unas 4 raciones diarias para asegurar el aporte de calcio. Una ración equivale a un vaso de leche, 1 cuajada, 2 yogures, 1 tarrina pequeña de queso fresco o 40 gramos de queso tipo manchego.

Si la madre prefiere evitar los lácteos de vaca o no los tolera, puede optar por la leche de soja enriquecida en calcio.

El alcohol

Es muy importante evitar el alcohol sobre todo en los primeros meses, ya que puede éste pasar a la leche.

¿Por qué es tan importante el agua en la lactancia?

Para conseguir una producción adecuada de leche se necesita ingerir entre 2 y 3 litros diarios de líquidos.

La alimentación de la mujer durante la lactancia es tan importante como la que tiene lugar durante el embarazo. En la lactancia, la demanda de energía y nutrientes se ve aumentada, ya que algunos de ellos se destinan a la producción de leche. Por esta razón es necesario llevar a cabo una correcta alimentación, además de abandonar algunos hábitos poco saludables como el consumo de tabaco y de alcohol. Para que se produzca la leche, es necesario que la madre consuma abundantes líquidos y otros alimentos sólidos que contengan suficiente cantidad de agua (frutas, verduras, cremas, gelatinas…).

¿Cuánta agua es necesaria?

La leche materna contiene un 85-90% de agua, por lo que la madre debe ingerir en cantidad suficiente agua u otros líquidos, para asegurar la producción de leche diaria y mantener una buena hidratación. Se aconseja tomar al menos 8 vasos de agua cada día, considerando además que la dieta incluya en cantidad suficiente alimentos como frutas y verduras, ya que también contribuyen a hidratar el organismo. Se puede alternar el consumo de agua con bebidas tipo infusiones, zumos naturales, caldos y sopas. Se ha de evitar el consumo de bebidas alcohólicas o estimulantes -café, bebidas de cola con cafeína, té, etc.-, puesto que su abuso puede producir inquietud e insomnio en el bebé, o incluso perjudicar su salud.

Cuando se da pecho, el agua siempre a mano

Es conveniente, cuando se da pecho, tener cerca un vaso o un botellín de agua, ya que es frecuente que aparezca sensación de sed.

Si se observa que la orina se hace más fuerte y escasa, o que hay una continua sensación de sed, conviene tomar más líquidos, ya que esos son signos de falta de agua en el organismo.

Se recomienda que la madre tome una mezcla de infusiones mientras dure la lactancia materna. Si la mamá no acostumbra a tomar este tipo de bebidas es un buen momento para empezar a hacerlo, nuestro bebé lo necesita y lo agradecerá. La mezcla más adecuada es la siguiente:

  • Hinojo: aumenta la secreción de la leche.
  • Anís verde: mejora los problemas digestivos tanto de la madre como del bebé e incluso previene los cólicos del lactante.
  • Melisa: tiene un efecto relajante y tranquilizante tanto para la madre como para su bebé.

La crisis de los tres meses

Un momento crítico, en el que muchas madres se decantan por el biberón, tiene lugar a los tres meses, cuando se incrementa la demanda de alimento del bebé. Pero pocas saben que este cambio tiene una explicación fisiológica y que, si se continúa con el pecho, éste puede producir tanta leche como la que pida el niño.

Desde el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría se advierte de que muchas madres abandonan por desconocimiento y falta de información la lactancia a los tres meses del nacimiento del bebé. En este periodo, la criatura vive días en los que está inquieta, llora más, duerme peor y reclama mamar más a menudo, lo que la madre interpreta como expresión de hambre. Es entonces cuando la madre cree que no cuenta con leche suficiente y complementa las tomas con biberón. Pero esta práctica no es la solución adecuada.

Este periodo -que también puede darse a las tres semanas y al mes y medio del nacimiento- es de crecimiento y por eso el bebé muestra más apetito. La madre no tiene los pechos tan llenos porque la producción de leche materna se ha adaptado a las necesidades del bebé. Además, el lactante vacía el pecho de manera más eficaz y rápida. Si se coloca el bebé más veces en el pecho, su succión estimula la producción de leche. Esto no sucede si se le alimenta a través del biberón. En cuestión de días, el bebé volverá a reducir el número de tomas porque éstas serán más sustanciosas. Por ello, y salvo indicación del pediatra, no son necesarios los  suplementos con leche artificial.