La alimentación de la madre lactante

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Por Cristina Fernández Miqueleiz
Dietista-Nutricionista Colegiada nº NA 00003
Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Navarra

No es momento para dietas estrictas; sí de comer bien

Todas las madres deben tener en cuenta que la lactancia no es momento para comenzar una dieta estricta y mucho menos si el objetivo es perder todo el peso ganado durante el embarazo. Después del parto la madre quiere eliminar cuanto antes los kilos que acumula del embarazo, sin embargo hay que cuidar muy mucho la alimentación.

La dieta de la madre influye en la composición de la leche, por lo que en esta etapa de la vida es fundamental el cuidado de su alimentación, en especial, del tipo de grasas que ingiere, ya que éstas se trasladan a la leche materna. Por ello es conveniente tomar alimentos ricos en grasas insaturadas y ácidos grasos esenciales, como aceite de oliva virgen extra, frutos secos y pescado azul, así como evitar el consumo de grasas trans o parcialmente hidrogenadas, reconocidas por sus efectos dañinos sobre la salud del corazón y las arterias.

Respecto a los alimentos que influyen en el sabor de la leche o que causan molestias al bebé hay más de mito que de evidencia. Los alimentos flatulentos como las legumbres no causan necesariamente molestias al bebé, dado que los gases se producen con la digestión de esos alimentos en el intestino materno y no alcanzan su leche. Otros con sabores pronunciados, como espárragos, cebollas y ajos sólo transmiten sus características a la leche si se abusa de ellos, por lo que también podrían consumirse, eso sí, siempre con moderación. Estos y otros alimentos, por su peculiar sabor, pueden alterar el gusto de la leche. Algunos de ellos son: condimentos fuertes (pimienta, pimentón, nuez moscada, mostaza), cebolla, ajo, verduras de la familia de las coles (col o berza o repollo, coliflor o pella, brócoli y coles de Bruselas), espárragos, alcachofas. Sin embargo, no es necesario eliminarlos por completo, se puede probar la tolerancia del bebé aumentado progresivamente las cantidades que se ingieren. Estos alimentos sólo están desaconsejados en el caso de que la madre detecte un rechazo por parte del bebé al mamar.

El calcio y los lácteos

La madre lactante tiene las necesidades de calcio aumentadas. Si ésta no consume el calcio suficiente, el niño no lo va a notar, sin embargo a la madre y a la composición de sus huesos sí le puede afectar.

Respecto a los lácteos, en periodo de lactancia se recomiendan unas 4 raciones diarias para asegurar el aporte de calcio. Una ración equivale a un vaso de leche, 1 cuajada, 2 yogures, 1 tarrina pequeña de queso fresco o 40 gramos de queso tipo manchego.

Si la madre prefiere evitar los lácteos de vaca o no los tolera, puede optar por la leche de soja enriquecida en calcio.

El alcohol

Es muy importante evitar el alcohol sobre todo en los primeros meses, ya que puede éste pasar a la leche.